Creemos que los cristianos son llamados a vivir una vida santa de servicio y testimonio para la gloria de Dios y el bienestar de sus pares.
Nunca hubo un hombre demasiado santo, y nunca habrá un hombre que imite a Cristo tan de cerca. A través de las páginas de la Biblia, hay un llamado consistente para que un discípulo de Jesús busque y se esfuerce hacia la vida santa. ¿Cómo definirías la vida santa? ¿Qué pasaría si se le acercara alguien y le preguntara: “¿Por qué Dios concede pone en alto la vida santa, y qué significa eso para mi vida?” ¿Cómo respondería usted? Hay muchos pasajes en la Biblia que hablan sobre la vida santa, pero Levítico 11 es la introducción. “Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo; así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra.Porque yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios: seréis, pues, santos, porque yo soy santo.”(Levítico 11:44-45). A menudo cuando leemos la Biblia nos saltamos Levítico, ya que puede ser confuso; Sin embargo, en el contexto de este pasaje vemos a Dios formando al pueblo de Israel en una nación, un pueblo separado para Él, diferente pero atractivo para un mundo herido, que bendecirá a las naciones y reflejará a Dios.
Ser santo. Es difícil no darse cuenta lo sencillo que es el mandato de Dios, pero luchamos por serlo. El grupo de investigación “Barna Research Group” realizó un estudio sobre los estadounidenses y el concepto de la vida santa, y sus hallazgos son fascinantes. Cuando se le pidió que describieran lo que significa ser santo, la respuesta más común fue: “No sé”. De los que se identificaron como “cristianos nacidos de nuevo”, sólo el 46% cree que “Dios los ha llamado a la santidad”. “Los resultados muestran un cuerpo de cristianos que asisten a la iglesia y leen la Biblia, pero no entienden el concepto o significado de la santidad, no desean personalmente ser santos, y por lo tanto hacen poco o nada para perseguirlo”.
La Santidad de Dios
¿Podría ser que luchamos por definir el vivir santo porque tenemos un conocimiento limitado de la santidad de Dios? Note cómo Dios concluyó su llamado a la vida santa en Levítico 11: “Seréis, pues, santos, porque yo soy santo”. ¿Qué significa que Dios sea santo?vLa esencia de la santidad de Dios es que Él está separado de nosotros y diferente de todo lo que podemos imaginar.
Cuando nuestro hijo menor tenía 3 años, nos pidió incesantemente que cantásemos el gran himno “¡Santo, Santo, Santo! Señor Dios Todopoderoso” cada noche antes de ir a la cama. ¡Él amaba ese himno! Pronto me di cuenta de que cantar ese himno era tan importante en mi corazón como lo era para mi hijo. Yo cantaba esas palabras: “¡Santo, Santo, Santo! Señor Dios Todopoderoso” cada noche, pero lo hacía con poca conciencia de lo que estaba cantando. Nunca me detuve y consideré lo que venía de mi boca y lo que realmente significa que Dios sea santo. Eso estaba muy lejos de la experiencia que Isaías tuvo con la santidad de Dios.
En Isaías 6, Isaías presenció a los ángeles alrededor del trono de Dios, y gritaban: “Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos; Toda la tierra está llena de su gloria” (Isaías 6:3) Tres veces los ángeles se refieren a Dios como santo, pero ¿qué significa esto? Jerry Bridges proporciona una visión útil aquí:
“Una triple repetición en hebreo indica el grado más alto posible o, como podríamos decir, la infinitud de la santidad de Dios. ¿Qué es infinito? Se dice que la distancia al borde conocido del universo está a unos trece mil millones de años luz de distancia. Dicho en millas, eso sería alrededor de 78,000,000,000,000,000,000,000. ¡Para ahorrarle el contar, ¡son veintiuno ceros! Setenta y ocho billones, billones de millas. Esa es una distancia sumamente larga, pero no es una distancia infinita. Infinito significa sin límites e inconmensurable. Sólo Dios es infinito, y Él es infinito en todos sus atributos gloriosos. Pero es sólo a su santidad la que se le da la triple atribución “santo, santo, santo”.
Nuestra Impiedad
Hay momentos en la vida en que vivimos que nos vemos a nosotros mismos mucho más grandes y más poderosos de lo que realmente somos, y hay momentos en la vida que no nos agrandamos pero realizamos lo pequeños y débiles que somos. Por ejemplo, ¿alguna vez ha estado en la parte más baja de un acantilado? ¿o en la orilla del océano? En ese momento de mirar hacia arriba en el acantilado sin duda se siente pequeño. ¿Por qué un acantilado nos hace sentir del tamaño real que somos pero la santidad infinita de Dios no nos reduce un centímetro? Primero, tendemos a tener una visión engañosa de la santidad de Dios. A.W.Tozer explica: “La santidad de Dios no es simplemente lo mejor que sabemos infinitamente mejorado, no sabemos nada como la santidad divina. Es aparte, única, inaccesible, incomprensible e inalcanzable… Santo es el camino de Dios. Para ser santo no se ajusta a un estándar. Él es ese estándar”. Segundo, tendemos a tener una visión engañada de nosotros mismos.
El Puritano John Owen dijo: “Hay dos cosas que son adecuadas para humillar a las almas de los hombres… una debida consideración de Dios, y luego de nosotros mismos. De Dios, en su grandeza, gloria, santidad, poder, majestad y autoridad; De nosotros mismos, nuestra condición media, miserable y pecaminosa”. En vez de hacer una evaluación honesta de nuestro espíritu quebrantado y lo poco que somos, jugamos el juego de comparación con la esperanza de sentirnos mejor sobre nosotros mismos. Justificamos nuestra falta de santidad comparándonos con aquellos cuya conducta es menos santa que la nuestra. Observe que rara vez involucramos a Dios en nuestro juego de comparación, porque en el fondo sabemos que Él dominaría.
El juego de comparación no es la única manera en que tratamos nuestra falta de santidad. A veces nos adentramos en el aislamiento porque estamos paralizados por la culpa y la vergüenza de nuestra impiedad. ¿Tiende a mantener conversaciones a nivel superficial? ¿Sólo habla de sus hijos, de su carrera, de sus aficiones y de su césped, y nunca deja que la gente se meta en el desorden de su vida?. ¿Preservar su reputación es más importante para usted que vivir en una comunidad transparente que busca la santificación en Cristo?
Aquí es donde Isaías es un gran ejemplo para nosotros en cuanto a cómo abrazamos la infinita santidad de Dios y nuestra infinita falta de santidad. Después de obtener un pequeño vistazo de la santidad de Dios, Isaías responde: “¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos” (Isaías 6: 5) Una respuesta auténtica a la santidad de Dios produce el deseo de vivir vidas santas, y la santidad de Dios saca de nosotros nuestros antiguos deseos.
Vida Santa
¿Cómo crecemos en la vida santa? Primero debemos entender que lo santo no es algo que se nos dice que es llegar a un “estatus” religioso, pero la vida santa es algo por lo que damos nuestras vidas, porque ¡Santo es lo que ya somos! Quien está más motivado para que usted y yo vivamos vidas santas es el Evangelio de Jesucristo. No buscamos la santidad desde la vergüenza, ni desde la culpabilidad cuando tropezamos. Sabemos que se supone que estamos viviendo en santidad. Dios nos ha dado una motivación mucho más suficiente. La Escritura nos dice: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”. (2 Corintios 5:21).
Cristo, en su infinita santidad, Tomó la suciedad y la oscuridad de nuestros corazones, a menudo referido como “El Gran Intercambio”. Bridges lo resume de esta manera notable: “Dios tomó nuestro pecado, incluso lo que causa angustia inmediata, y lo cargó a Cristo. Él tomó Su perfecta justicia y nos la dio a nosotros”. Jesús no murió por nosotros porque éramos santos; ¡Murió por nosotros para hacernos santos! Ustedes son plenamente amados y aceptados por Dios no por su intento de vivir santos sino por la santidad y sacrificio de Jesús por ustedes. ¿Entendemos verdaderamente que ahora mismo, nuestra posición ante Dios es la vida perfecta y santa de Jesús, lo cual significa que estamos libres de la culpa y condenación del pecado y estamos vestidos suficientemente en la perfecta justicia de Cristo? ¿Por qué es vital comprenderlo? Dios nos ha limpiado y nos ha liberado para vivir una vida santa que lo glorifica y le señala el mundo. Por lo tanto, el himno de nuestra vida debe cantar, “Seamos santos, como Él es santo!”
Recursos Adicionales
The Holiness of God de R.C. Sproul
The Knowledge of the Holy de A.W. Tozer
Transforming Power of the Gospel de Jerry Bridges